Tocando sin ver reconoció un amuleto.
Sin saber que era realmente temió sostenerlo.
A su cuello rodeó el suave cordón de cuero.
Sus ojos brillaron rojos, casi fuego.
Viéndose las manos musitó: "Ahora puedo ver, porque mis ojos ya son ciegos, y mi alma volvió a estar limpia y ya no necesito de este cuerpo."
Eiji Mnemonic
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